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Dispersión de contaminantes

La concentración de los contaminantes atmosféricos depende fundamentalmente de las condiciones de dispersión de la atmósfera.

La dispersión, es decir, el transporte de los contaminantes en el aire depende del estado de la atmósfera y de las condiciones meteorológicas (turbulencias atmosféricas, velocidad y dirección del viento, radiaciones solares, etc.). Diferentes tipos de fenómenos de dispersión de los contaminantes provocan bien acumulación en zonas próximas a los fuentes de emisión o transporte de los mismos a zonas más o menos alejadas.

La estabilidad atmosférica dificulta la dispersión de los contaminantes y, en consecuencia, contribuye a la acumulación de los mismos cerca de las fuentes emisoras. Las inversiones térmicas constituyen el caso más representativo de estabilidad atmosférica.

Existe una relación evidente entre la intensidad del viento y los niveles de concentraciones de los contaminantes. La dispersión de los contaminantes aumenta con la velocidad y la turbulencia del viento.

Inversiones térmicas

En general, la temperatura del aire disminuye con la altitud; las masas de aire más cercanas a la superficie terrestre al calentarse los gases se expanden y disminuyen su peso por unidad de volumen; al ser más ligeras ascienden hacia capas más altas; durante su ascensión se van enfriando progresivamente al tiempo que permiten una buena dispersión vertical de los gases y partículas. En condiciones de inversión térmica, las capas de aire en altitud son más calientes que las de los niveles cerca de la tierra, frenando la dispersión vertical de los contaminantes. Los contaminantes se encuentran entonces confinados bajo una 'capa de inversión' que actúa como un tapón térmico. Los fenómenos de inversión térmica no provocados por la topografía, se producen principalmente en invierno, en situaciones anticiclónicas o de altas presiones que corresponden con días soleados y sin nubes.

Inversión Térmica